
James Marshall (1838-1902). “Der Traum von Tartini” (1868)
Óleo sobre lienzo. 110 x 84 cm.
Sammlung Schack. München
“Entre las historias manifiestamente imaginarias y aquellas cuya veracidad es comprobable, se encuentran algunas experiencias raras […] de la gente del mundo musical: aventuras fantasmagóricas e inverosímiles sueños…” Como ésta que nos cuenta Carlos Fisas y que tiene como protagonista a Giuseppe Tartini (1692-1770), violinista y compositor italiano del barroco:
“-¡Qué suerte tenemos, amigo mío! -observaba un día José Lalande, el más grande astrónomo de su tiempo, conversando con Giuseppe Tartini, el más grande violinista de la misma época-. ¡Qué suerte tenemos de vivir en el ilustrado siglo XVIII, libres de todas las supersticiones y pseudocreencias, dando crédito solamente a nuestros ojos y a nuestros cerebros! Pasaron los días de magia y brujería, de ángeles y diablos…
-¿Así no creéis en el diablo Lalande? -le interrumpió el violinista.
-No, ciertamente -rió el astrónomo.
-Pues bien -dijo Tartini-. ¡Yo, sí! No solamente creo en él sino que he comprobado su existencia y le estoy agradecido porque me ayudó a realizar mi obra de mayor éxito.
Y explicó a Lalande la historia de su Trino del Diablo. Una noche, cuando tenía veintidós años, soñó que había pactado con el diablo. Le había vendido su alma y Satán debía ser su criado durante tres veces siete años. El contrato funcionaba admirablemente; Tartini (en su sueño) se había hecho famoso y rico; había conquistado cuanto deseaba y había subyugado a todo el mundo. Un día tomó su violín y se lo entregó al Príncipe de las Tinieblas. ‘¡Toca! -le dijo-. Quiero ver si el diablo conoce más trucos en el violín que yo, ¡Giuseppe Tartini!’
Y el diablo tocó…, tocó como Tartini nunca había oído tocar a nadie. Era una sonata salvaje, incitante y melancólica al mismo tiempo, tierna y bárbara, angustiosa y sin embargo llena de belleza. La más deliciosa y osada pieza de música.
Tartini se sintió transportado de placer. Apenas podía respirar y, súbitamente, despertó. Abalanzóse sobre su violín y empezó a tocar la música que acababa de oír. Podía acordarse distintamente de largos pasajes que el diablo había tocado para él, pero, a pesar de los mayores esfuerzos, no pudo reconstruir la obra entera.
-Seguidamente escribí la pieza -concluyó Tartini-. Es el Trino del Diablo, tal como vos y muchos otros lo conocéis hoy. Pero podéis creerme, mi esclarecido y escéptico amigo: ¡la pieza que yo compuse es infinitamente inferior a la que el diablo tocó para mí durante mi sueño!”(1)
A continuación podemos escuchar el resultado de aquella diabólica aparición…
Referencias bibliográficas
(1) FISAS, Carlos (1996): Intimidades de la Historia. Barcelona, Plaza & Janés Editores: 171.
El Diablo ha entrado varias veces como personaje en la literatura y recuerdo el diálogo con el Diablo que aparece en “Doktor Faustus” de Thomas Mann.
¡Enhorabuena siempre por tus blogs, doctor Doña!
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El Diablo debe haber tenido la culpa, seguramente, de que se me pasara responder a tu comentario en su debido momento, mi querido José Julio. El Diablo y mi característico despiste… para ser más exactos.
Afortunadamente, lo escrito permanece, y yo te doy ahora mis más sinceras gracias por tu constante amabilidad.
¡Un fuerte abrazo!
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Por dios, jamas había escuchado música así, me considero de una persona que no sabe de música, pero al escuchar esta música POR DIOS..!! es raro que personas de mi edad puedan sentir esto que sentí cuando la escuche y ademas leí la descripción
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Gracias Jesús, por expresar esos sentimientos tan personales. Me alegra que esta entrada haya sido su causa.
¡Un cordial saludo!
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Gracias por recuperar esta historia, fantasía y leyenda tal vez. Pero la música de Tartini es de los dioses.
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En verdad, mi estimado Adrián Porcel de Peralta, esta pieza de Tartini a mí también me parece más de dioses que de diablos. Pero la leyenda es preciosa…
Soy yo quien ha de darle las gracias, tanto por su amable comentario como por su apreciada presencia en este blog.
Muchísimas gracias y un cordial saludo.
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Para una composición tan sublime las palabras sobran. basta escucharla y dejarse llevar.
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Pues sin más palabras que muchas gracias, takuma, escuchemos la melodía y disfrutemos de ella.
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yo tambien pienso que es más de los dioses que del diablo, es una de las piezas más HERMOSAS que pueden existir, se me hace tan dificil pensar que fue inspirada en el maligno!
un día le conté a una amiga esta historia y le hice escuchar la pieza, ella me dijo: yo creo que el compositor se equivocó, tal vez no vio al diablo sino a un extraterrestre que lo inspiró jajaja quién sabe!!
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🙂 Pues no digo yo que no Jennifer… Aunque el maligno sea muy poderoso, esta melodía es tan bonita que no parece inspirada por él.
Muchas gracias por el comentario y un cordial saludo.
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es bonita la historia, a pesar que el diablo en realidad no existe
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La historia es bonita sí… Pero no estoy yo tan seguro de que no exista el diablo al ver las cosas que pasan en este mundo nuestro… 😉
Muchas gracias cristian blana, y un cordial saludo.
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El trino, ese ornamento que algo tiene de metafísico. El único compositor tras Tartini que logró imprimir ese halo honesto y salvaje a su opus y a su forma de vivir fue Beethoven. Y casualidades de la vida también tenía ese gusto por los trinos, véase la sonata para violín número 10 op. 96 o la sonata número 32 para piano. ¿Qué tendrán los trinos? y lo que más inquieta… ¿qué significado extramusical aguardan?
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Muchas gracias por el comentario bokanovskyprocess… Me siento incapaz de responder al enigma final pero… en cuanto pueda, voy a escuchar esas dos sonatas de Beethoven.
Un cordial saludo y ¡Feliz Navidad!
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Me ha gustado muchísimo la breve historia sobre el Trino del diablo de Tartitni. Recuerdo, a propósito de instrumentos y demonios, una historia más bien de mi país, de mi región:Puno. Aquí los músicos dices que suelen dejar sus instrumentos en los pozos “ojos de agua” los llamamos, y ahí en la oscuridad y en el silencio más preciso, aparece un sirena, una sirena que con su poder místico da al instrumento los más bellos sonidos.
Yo no sé de dónde proviene el cuento; pero quizá lo perfeccione y lo escriba. O no? … No es mala idea. Bueno, debo agradecer a Francisco Doña, por tan bonito Blog y por los cuadros que están en él, por supuesto. Saludos y sonrisas.
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Es preciosa esa historia de Puno, con sirenas en los “ojos de agua”, Yemira. Sin duda: debe ser escrita. ¿Lo harás?
Muchas gracias por las amables palabras y por esas sonrisas que siempre son tan agradables de recibir. Bienvenida a este blog y un muy cordial saludo.
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Soy músico y abogado en lo personal esta canción es enteramente hermosa imaginense si tartini la hubiese terminado o mas bien recreado como la del diablo la historia ya la sabia .. es un gran enigma .. Saludos
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Un enigma que quedará siempre sin respuesta; pero que nos permite imaginar…
Muchas gracias por el comentario, Diego. Bienvenido.
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Afortunadamente, la imaginación es absolutamente libre y poderosa, Diego. Podemos imaginarlo… 😉
Un cordial saludo.
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El Diablo así representado como ente maligno y de desgracia ante los ojos humanos, para mi resguarda mas bien una figura hermosa, preciosa. pues, es un ángel caído. Cuan sublime ha de ser una composición de un ángel con la “tragedia” de ser desterrado por el mismo Dios cuantos sentimientos expresados en tan sublime, mística y extraordinaria música. pensemos sin pecadores no habrían Santos pues todos seria iguales sin mal no existiría el bien sin oscuridad no habría luz . pues solo es mi opinión personal como músico del alma.
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Muchas gracias por su comentario.
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Que bonita canción, y me encanto la historia por la cual fue representada .
estas publicaciones son las que vale la pena ver , revivir la historia y conocer de ella es muy gratificante..
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